El voto inmigrante y la legitimidad de la democracia.

miércoles, 30 de julio de 2008

La democracia, como sistema de gobierno, tiene una gran ventaja sobre los demás: el gobierno resultante de las urnas tiene la legitimidad que le otorga haber sido respaldado por la mayoría de los ciudadanos. Sin embargo, en ningún país del mundo pueden votar todos y cada uno de los sometidos al poder. Los menores o los extranjeros son los grupos que en la mayor parte de las veces son excluidos del voto. En el primer caso, se les excluye por la falta de madurez política, y en el segundo, se hace por criterios de soberanía nacional. La apariencia de legitimidad se construye sobre la base del respaldo mayoritario. Tal apariencia, lógicamente, se tambalea cuando los grupos excluidos del sufragio aumentan de forma considerable en una sociedad y constituyen una importante minoría. La legitimidad democrática de las elecciones se diluye, porque no ha participado en ellas un importante sector de la población.

Según las últimas estadísticas del Observatorio Permanente de la Inmigración, hay en España 4.192.835 ciudadanos extrajeros con residencia legal en nuestro país. De ellos, 1.962.655 son ciudadanos de la Unión Europea y 2.230.180 son ciudadanos extracomunitarios. Otros 1.027.765 son inmigrantes irregulares. En total, los inmigrantes con residencia legal representan casi el 10% de la población total de España. Pagan impuestos y se someten a las leyes igual que cualquier otro ciudadano. En general, la Constitución les garantiza un régimen de derechos y libertades muy similar al de los españoles. Sin embargo, los derechos políticos de los extranjeros están limitados, muy especialmente el derecho a la participación en asuntos públicos, reconocido en el artículo 23. Dicho artículo garantiza a los ciudadanos el derecho al voto activo y pasivo (elegir y ser elegido). En relación él, el artículo 13.2 de la Constitución Española (CE) añade:

Solamente los españoles serán titulares de los derechos reconocidos en el artículo 23, salvo lo que, atendiendo a criterios de reciprocidad, pueda establecerse por tratado o ley para el derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones municipales.

Cabe destacar que esta regulación fue objeto de una reforma constitucional en 1992 (la única que ha sufrido nuestra Constitución) con motivo del Tratado de Maastricht. Antes de dicha reforma, el artículo 13.2 CE sólo reconocía a los extranjeros el derecho de voto activo, pero no el pasivo.

De los inmigrantes residentes en España, los casi dos millones de ciudadanos europeos pueden votar sólo en las municipales, por existir un tratado que reconoce dicha reciprocidad (es decir, los españoles que residen en aquellos países pueden votar en sus elecciones municipales). De fuera de la Unión, sólo los procedentes de Colombia, Argentina, Chile, Uruguay y Venezuela pueden votar en las municipales por haber suscrito un Tratado de Amistad con España. Del resto, sólo Bolivia, Paraguay, Perú o Islandia podrían llegar a cumplir el criterio, porque sus constituciones no prohíben que los extranjeros puedan votar, si bien sus leyes no lo contemplan. El resto de los inmigrantes, o bien proceden de un país no democrático (chinos, pakistaníes) o bien su constitución expresamente prohíbe la participación de los extranjeros (México, Ecuador).

No parece justo que la posibilidad de que un ciudadano --que reside legalmente en nuestro país-- pueda votar dependa del sistema político que existe en su nación de origen. En el mismo momento en que aceptamos que los inmigrantes puedan participar en las elecciones municipales deja de tener sentido hacer distinciones entre unos y otros en función de la reciprocidad. Y si no, ¿cuál es el motivo de que pueda votar un argentino pero no un mexicano? ¿Por qué nuestros vecinos portugueses pueden participar en nuestras elecciones y no puede hacerlo un ecuatoriano? Hacer depender el derecho de voto de los ciudadanos extranjeros de la actitud de su Estado es tanto como culpabilizarlos por tal actitud, cosa que no tiene demasiado sentido: ningún individuo puede ser culpabilizado (ni siquiera moralmente) por la actitud colectiva de una sociedad. Este sinsentido se agudiza en el caso de ciudadanos procedentes de naciones con gobiernos dictatoriales.

La cuestión, a pesar de que ahora se refiera únicamente a las elecciones municipales, tiene un profundo calado, que se irá demostrando conforme crezca la población inmigrante. Con toda lógica, llegará un momento en el que será necesario no sólo permitirles elegir concejales, sino también votar en las elecciones autonómicas y en las generales. Y es que en un sistema democrático, la participación debe hacerse depender principalmente del criterio de sumisión a la ley (los sometidos a la ley deben poder participar en su confección). Cuanta mayor sea la minoría excluida del derecho al voto, menor será la legitimidad de nuestra democracia. Me aventuro a pensar que en el siglo XXI, el concepto de soberanía nacional evolucionará. La famosa frase España para los españoles se convertirá en algo parecido a España para los que vivimos en España. Y para los que vengan, claro.

16 opinones:

Anónimo dijo...

"La famosa frase España para los españoles se convertirá en algo parecido a España para los que vivimos en España".

http://www.youtube.com/watch?v=bjfxOVZ_uDE

Saludos.

Andrés Álvarez dijo...

Discrepo. España es de los españoles, que son los ciudadanos nacionales del Estado. El inmigrante que desee ser español y participar de los derechos políticos puede acceder a la opción de nacionalidad, razón por la cual me parece muy oportunista y peligrosa a la par que injusta la posición favorable a extender el derecho al sufragio a los no nacionales. Es obvio que el censo inmigrante votaría eventualmente en masa al PSOE, he ahí la razón por la cual están tan interesados en esa medida.

Con esto he de añadir que tampoco soy favorable al voto emigrante que existe en Galicia, en particular el sufragio de aquellos nietos de emigrados que por supuesto no son españoles, sino argentinos, uruguayos...tampoco me parece bien la medida de reciprocidad, no es oportuno que se haga diplomacia o política de favores con un derecho y un deber tan fundamental como es el de elegir a los representantes.

Anónimo dijo...

@Andrés Álvarez

"Es obvio que el censo inmigrante votaría eventualmente en masa al PSOE, he ahí la razón por la cual están tan interesados en esa medida"

No sé por que piensas que votarían en masa al PSOE, yo creo que la mayoría de inmigrantes vienen bastante curados del socialismo de sus países de orígenes.

Saludos

García dijo...

@ Andrés

El criterio de sumisión al poder público es el principal, porque es el que le da razón de ser a la democracia. Después podemos corregirlo incluyendo otros criterios que limiten el derecho de voto (como la edad o la nacionalidad), siempre y cuando la limitación no sea tan grande como para restar legitimidad democrática al gobierno resultante.

Otorgarle el derecho de sufragio a los inmigrantes debería hacerse de forma moderada: por ejemplo, poniendo un tiempo mínimo de estancia para conceder el derecho (en Europa andan por los 5 años). Esta limitación tendría como objetivo asegurarnos de que se le concede el derecho solamente a quien quiere formar parte de nuestra sociedad, y no a quien está de paso.

Considerar que el derecho de participación política es cosa de los nacionales es peligroso y, en cierto modo, egoísta. Es peligroso porque llevado al absurdo puede significar negar a los extranjeros el derecho a opinar sobre política (como pasa en México) y, por tanto, a quejarse. Es egoísta porque le exiges a un ciudadano que renuncie a una parte de su personalidad para poder votar. Personalmente, me dolería mucho irme a vivir a Estados Unidos y tener que nacionalizarme americano (lo cual supone restar mucha "españolidad" a mi personalidad) para poder votar.

Que los inmigrantes voten al PSOE o al PP es un argumento inválido y circular, porque precisamente el derecho consiste en eso: en poder votar a quien les dé la real gana. Y yo no tengo tan claro que votasen al PSOE. Los ciudadanos sudamericanos suelen ser más religiosos que los españoles y sus tendencias serían más conservadores en el plano moral. Los musulmanes estarían en una disyuntiva: votar a un partido de simpatías ateas (más que laicas) o votar a uno con ideas democristianas.

Saludos!

Stewie Griffin dijo...

"el gobierno resultante de las urnas tiene la legitimidad que le otorga haber sido respaldado por la mayoría de los ciudadanos. Sin embargo, en ningún país del mundo pueden votar todos y cada uno de los sometidos al poder".

¿Por qué la legitimidad de un gobierno reside en la opinión de la "mayoría de los ciudadanos"? ¿De donde se deduce que la mayoría tiene más legitimidad que la minoría? ¿Por que la legitimidad no reside en los 3/4 o en cualquier otra cantidad? ¿Por qué la minoría vale menos que la mayoría? ¿Como se definen esos todos los ciudadanos? ¿Por que debemos de decidir como un conjunto los de determinados territorios y un poco más allá los "ciudadanos de otra nación" se deben de considerar otro conjunto? ¿Por qué no pueden subdividirse estos conjuntos de ciudadanos en otros conjuntos de ciudadanos si así es su voluntad? ¿Por qué razón debemos de ser todos "españoles"?

Simplemente, ¿Por qué?

García dijo...

@ Stewie

¿Por qué la legitimidad de un gobierno reside en la opinión de la "mayoría de los ciudadanos"?

Un gobierno es legítimo a ojos de los ciudadanos cuando éstos consienten que aquel les gobierne. Un gobierno es más legítimo cuantas más personas consientan en dejarse gobernar por él.

¿Por que la legitimidad no reside en los 3/4 o en cualquier otra cantidad?

Estás interpretando que la legitimidad viene de alcanzar una determinada cantidad. Como te acabo de decir, la legitimidad proviene del consentimiento en el gobierno. Ése es el motivo de que la mayoría valga más que una minoría. Te recomiendo que te repases la obra de Locke sobre la legitimidad del Gobierno Civil.

El resto de tus preguntas se contestan diciendo que lo ideal es la tendencia a la unión. Lo contrario es acabar en la anarquía, cosa bastante desastrosa para la existencia de una sociedad libre.

Stewie Griffin dijo...

"Un gobierno es legítimo a ojos de los ciudadanos cuando éstos consienten que aquel les gobierne. Un gobierno es más legítimo cuantas más personas consientan en dejarse gobernar por él".

¿Y que pasa con los que no consienten en dejarse gobernar? Insisto, ¿por qué el número de personas que consienten es relevante para saber si un gobierno es o no legitimo? (Y no digas que no es eso porque es lo que estas diciendo) ¿Y la existencia de ese conjunto de mayor número de personas que consienten es indiferente a el lugar de residencia, trabajo, lugares en los que es propietario de algún bien inmueble...? ¿Por qué la mayoría de un conjunto debe de decidir por encima de, por ejemplo, una hipotetica unanimidad de individuos de un subconjunto?

"la legitimidad proviene del consentimiento en el gobierno. Ése es el motivo de que la mayoría valga más que una minoría"

Si, pero alguien debe de consentir, e inevitablemente serán inevitablemente individuos humanos. Habrá un número de individuos que consientan y otro que no. Tú sostienes que cuando una postura tiene mayor número de adherentes tiene mayor legitimación que cuando no, independientemente de quien tenga razón y por encima de la voluntad de la minoría. Y yo me sigo preguntando la razón de ello.

"lo ideal es la tendencia a la unión."

¿Por qué? ¿quien lo dice? ¿Como lo sabes? ¿Por qué ese punto es el ideal y no otro,por ejemplo una mayor descentralización o un espectro gradual y local de uniones y desuniones? ¿Que sentido tiene el unir a aquellos que no quieren unirse?

García dijo...

@ Stewie

Si preguntas por la legitimidad de la democracia sobre la aristocracia o la oligarquía, ya te he contestado. Si me preguntas por la legitimidad del Estado, este no es el post. Tienes fuentes de sobra para leer, entre ellas a Paul Birch y Randall Holcombe (ambas disponibles en la columna de la derecha del blog de Iracundo).

Por lo demás, no voy a consentir que sigas trolleando este artículo. Cualquier comentario futuro desviando el tema y exigiendo respuestas de forma maleducada, será ignorado.

Anónimo dijo...

Es muy curioso, al parecer stewie no tiene personalidad propia, si no que representa el mismo papel que su homólogo, el repugnante bebé de Padre de Familia. Muñeco monstruoso que odia a su madre, desprecia a su padre (con razón), y desea en general destruir a toda su familia y con afán violento, a lo que se le ponga por delante. Que conste que disfruto con South Park, los Simpson y hasta con Sin Chan, pero este muñeco y su forma de ser son lo mas repugnante que jamás he visto, mas aún al tratarse de un bebé. Eso de destruir por destruir es de mentes torpes, aburridas y sin el mas mínimo instinto creativo o positivo. Un saludo de Nora.

García dijo...

@ Nora

Pues yo al personaje televisivo lo encuentro fantástico. Siempre he pensado que Stewie es un sátira de aquellas personas que, al sentirse reprimidas, odian a todo el mundo y desean la destrucción.

Gorila sin pelo dijo...

Particularmente sí creo que esta medida nace de los cálculos electoralistas del PSOE... Otra cosa es que los cálculos, por los factores que se han enumerado antes y otros, sean errados, (aunque también hay que contar con el eficaz aparato de propaganda socialista para el resultado final: Una orquestada campaña de "El PP son racistas, no les voteis" daría unos frutos muy interesantes al PSOE caso de votar los inmigrantes...).

Por otra parte, estoy más de acuerdo con Andrés Álvarez: Si quieres decidir sobre la política de un país puedes nacionalizarte. Si prefieres seguir siendo de otro país, ¿por qué vas a decidir sobre aquel al que no quieres pertenecer?

Y por supuesto, mucho más en el caso del voto emigrante en Galicia, gente que poca o ninguna intención de vivir en España tiene y en ocasiones ni siquiera conocimiento del país pero tiene derecho a voto mientras que un gallego se pasa cuarenta años viviendo en Vigo y en el mismo momento en que se empadrona en Palma de Mallorca deja de poder votar en Vigo...

Anónimo dijo...

Un saludo de Nora. Mario, mira que me gustan todas las series y películas extrañas, pero con "Padre de Familia" es que no puedo (por stewie). En general entiendo que stewie representa el niño con el poder que necesitábamos entonces para decidir sobre nuestras vidas, poder que nos robaron en la infancia, lo que nos produce rencor, a veces eterno. De todas formas, será una sátira, pero nunca parecen querer criticar al personaje de stewie, si no ensalzarlo. Cuando conoces a esas personas destructivas y amargadas de carne y hueso y tienes que soportarlas a diario, sinceramente, no te hacen la mas mínima gracia. O escapas de ellas y las dejas que se pudran solas sin piedad, o te amargan la vida y te destrozan la existencia. En fin, tengo mucho humor y muy ácido, pero algunas cosas de humor negro, sobre todo si las he padecido, no me hacen ni la mas mínima gracia. No consigo reirme viendo a un ser destructivo, a no ser que la vida lo destruya a él. Entonces oye, me parto...

En fin, que diría mi abuela, para gustos los colores. Todos somos distintos según nuestras vivencias. Bueno, pues otro saludo mario. Al niño monstruo stewie lo saludaría a regañadientes, porque me da un asquito... Una manta de palos (psicológicos que funcionan mejor)(es decir, un "púdrete"), al niño o adulto destructivo-prepotente, y se queda sorprendido al nivel humilde de los demás, empatizando por primera vez con el sufrimiento del prójimo. Es un sistema infalible. Hasta otra.

ADRIAN SERRANO dijo...

Por una vez coincido con el comentario de "gorila sin pelo"

Anónimo dijo...

Eso de que "como pagan impuestos, deberían poder votar" me empieza a cansar.

Y es que existen otros deberes que son exclusivos de los nacionales. Si hay una guerra, ¿serán movilizados los inmigrantes para servir obligatoriamente en el ejército español, como lo sería yo?

Si un gobierno elegido con el voto, entre otros, de los emigrantes nos conduce a una guerra, ¿es justo que sólo yo tenga obligación de ir a esa guerra y ellos no?

Puede que parezca un ejemplo un poco rebuscado, pero creo que ilustra las razones por las que únicamente los nacionales deberían tener derecho a voto.

García dijo...

@ Anónimo

Es un ejemplo fantástico, porque resulta que los inmigrantes sudamericanos pueden alistarse en nuestro Ejército y luchar por nuestro país, sin necesidad de nacionalizarse. Los consideramos dignos de morir por nosotros, pero no de votar como nosotros.

Gorila sin pelo dijo...

Supongo, Adrián, que después de dalre a Enter te arrepentiste de no haber añadido "sin que sirva de precedente"...

:D