El patriotismo constitucional y el fin del golpismo

viernes, 19 de septiembre de 2008


Nos ha planteado Citoyen un reto en su blog, a fin de que otros bloggers traten de dar una respuesta satisfactoria al asunto. La pregunta que nos presenta este compañero es la siguiente: ¿Cómo es posible que las democracias occidentales hayan conseguido poner coto al intervencionismo militar? ¿Qué hace que los militares se mantengan fieles a las órdenes del poder civil?

Yo, humildemente, tengo una visión sobre el asunto. Comencemos centrando el tema.

Las sociedades democráticas liberales son regímenes constitucionales. Lo es también Reino Unido, aunque no tenga un texto constitucional escrito, puesto que todo su ordenamiento se basa en una serie de valores que orientan el contenido de la legislación y las decisiones jurisdiccionales. Las democracias constitucionales recogen en sus cartas magnas los valores superiores que deben informar todo el sistema político nacional. Estos países cuentan con un catálogo de libertades que da a los individuos un amplio margen de autodeterminación personal, a la vez que articula una serie de derechos políticos que permiten a los ciudadanos influir políticamente en el Estado. Son, por tanto, sistemas políticos que gozan de gran legitimidad popular. No es extraño que las naciones que se rigen por esta clase de sistemas estén orgullosas de ello y conviertan la Libertad en uno de sus valores intrínsecos.

Aquí quisiera señalar un concepto creado en el siglo XX pero que puede ser aplicado retroactivamente a épocas anteriores: me refiero al concepto del “Patriotismo Constitucional”, ideado por Jürgen Habermas. Este pensador alemán formuló esta idea con el objetivo de darle a la identidad nacional alemana un contenido democrático después de la caída del nazismo. El patriotismo alemán se había visto contaminado por el extremismo nazi, por lo que para la supervivencia de Alemania como democracia (o como un Estado unido) era imprescindible desvincular el patriotismo alemán del totalitarismo. Esto es, era necesario hacer compatible el sentimiento alemán con el sentimiento demócrata. Es por ello que se impulsó la creación de una identidad alemana que girase en torno a los principios constitucionales de libertad, justicia y democracia.

Sin embargo, aunque este término surgió a mediados del siglo XX, puede ser perfectamente aplicable a otros casos históricos previos. Puede ponerse como ejemplo el notable caso de los Estados Unidos. El “ideal americano” es entendido como el ideal de la Libertad. Ser estadounidense significa vivir en un país libre. El verdadero patriotismo americano consiste en seguir la ley, producto de la voluntad popular y obedecer lo que disponga el Presidente, elegido por el pueblo. Algo similar sucede en Gran Bretaña y su largo período liberal/democrático ininterrumpido durante siglos. La identidad inglesa/británica procede, ya desde la época medieval, del pactismo entre el poder real y el poder popular. El Reino Unido se articula desde hace siglos como una monarquía constitucional, en la que el monarca respeta la voluntad popular emanada del Parlamento. Es esta peculiaridad (los ingleses ya tenían un Bill of Rights cuando el resto de Europa estaba bajo el cetro de la monarquía absoluta) la que define su identidad nacional y en torno a ella se construye su patriotismo.

Algo similar sucede en Francia con su sacralización de la República. Y prácticamente ocurre lo mismo es la España actual con la Transición y la Constitución.

En aquellos sistemas en los que la Constitución y el Sistema Democrático de Libertades han sido elevados a la categoría de “sagrados”, los golpes militares prácticamente no existen. Es en la mentalidad del Ejército donde queda más patente la influencia que tiene el patriotismo en su funcionamiento. Aquellas naciones donde el nacionalismo se articula en torno a ideales no democráticos, sino religiosos o étnicos, la probabilidad de un golpe de Estado aumenta peligrosamente.

El motivo es que los militares juran serle fieles a la Patria. Cuando la esencia de la Patria es la democracia liberal, los militares son conscientes de que su nacionalismo lleva implícito la obligación de ser fieles al poder civil. Insubordinarse significa ser antipatriotas y traicionar el juramento de lealtad, puesto que las órdenes del gobierno civil son, a la vez, las órdenes de la Patria. Cuando no existe esa esencia liberal democrática, los militares condicionan su lealtad al poder a que éste se someta a los principios fundamentales nacionales. Si el gobierno no respeta estas esencias, el militar se siente obligado a intervenir, sin sentirse un traidor.

Es por tanto este patriotismo constitucional el que ha alejado a los ejércitos del golpismo y el que ha alejado a nuestro país de la nefasta tradición militar intervencionista del pasado. Puede que aún haya que esperar algunos años para que este concepto cale totalmente en nuestras Fuerzas Armadas, pero resulta indudable que nuestros generales han hecho suya la misión constitucional que nuestra Carta Magna dispone en su artículo 8, así como su sometimiento a las órdenes del Gobierno (art. 97 CE).

18 opinones:

Anónimo dijo...

Sinceramente no he conocido jamás en mi vida una persona tan aficionada a la Const. de 1978 (uno de los documentos más mediocres de la historia contemporánea). No conozco a ningun izquierdista que le guste esa Const. y tampoco a ningún derechista (me refiero a derechista tipo franquista o falangista) y por supuesto hasta los liberales (en muchas ocasiones) la cuestionan: vease "plataforma constitucional."

Lo cual el "régimen" del 1978 debe sentir mucha felicidad teniendo a un animador tan jóven como ud. Que conste que no es una crítica: tengo que decir eso porque usted a veces salta de nerviosismo y piensa que le critico. Es simplemente una observación (algunos me tachan de fascista y no tienen ánimo de ofender sino es lo que ven e interpretan de mis puntos de vista).

"Algo similar sucede en Francia con su sacralización de la República. Y prácticamente ocurre lo mismo es la España actual con la Transición y la Constitución."

En esto no estoy de acuerdo del todo pero comprendo por dónde van los tiros. Aun así, le diré que entre la juventud (al menos en Madrid) yo noto un profundo desencanto con la const y el "sistema" actual.

Por lo demás: cierto, las democracias no suelen sufrir golpes...menos la "democracia" de Allende ¿verdad Don Mario?

García dijo...

Al contrario de lo que usted se cree, la población española ha interiorizado la base democrática liberal de nuestra Constitución, por mucho que puedan ser críticos con alguno de sus aspectos. Usted no ha comprendido el significado de lo dicho en esta entrada: no he afirmado que todo el mundo esté de acuerdo con el contenido de la Constitución o con lo sucedido en la Transición, sino que los principios emanados de tales procesos han sido interiorizados hasta formar parte intrínseca del sentimiento de identidad española.

Lo que sucede es que usted confunde "querer cambiar la Constitución en algún punto" (yo soy republicano, así que reescribiría el Título II de arriba a abajo) con rechazar de base sus principios estructurales. Nuestra Constitución de 1978 reconoce como valores superiores de nuestro sistema la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, principios que cualquiera está dispuesto a asumir como propios. El Patriotismo Constitucional del que hablo no versa sobre puntos concretos de la Constitución que uno podría rechazar, sino sobre la base democrática liberal de la misma.

Precisamente, la "Plataforma Constitucional" es partícipe del patriotismo constitucional de que le hablo: ¿verdad que no quieren cambiar los principios estructurales de la constitución, sino reformar alguna parte que no afecta a estos?

Que las democracias liberales sean menos propensas a sufrir golpes no significa que en determinados contextos de radicalización política e inestabilidad, no pueda suceder. Durante la presidencia de Salvador Allende, Chile estuvo al borde de una guerra civil, lo cual, dado el contexto de radicaclización política y la supuesta amenaza de la instauración de un régimen socialista, hizo que los generales conservadores decidiesen dar el golpe.

Por otra parte le advierto una cosa: que usted tenga la costumbre de entrar en determinadas webs anarquistas o de frecuentar determinados espacios derechistas no permite extender su visión sobre la Constitución al grueso de la población española, que ve a la Carta Magna de forma ampliamente positiva.

Butzer dijo...

Creo que has encontrado la esencia. El ejército a jurar fidelidad a la Patria, por esencia jura fidelidad a la Patria basada en un sistema democrático y constitucional. Al menos, creo haber entendido esto.

Republica Rojigualda dijo...

Yo quiero que me expliques cuál es "la base democrática liberal de nuestra Constitución". ¿Por qué es España, según tú, una democracia?

Los que quieren reformar la constitución están poniendo en cuestión el régimen del 78 sin saberlo. Querer reformar el título II en sentido republicano y pensar que no se va a caer el edificio constitucional cuando se está alterando uno de sus pilares fundamentales es pecar de mucha ingenuidad.

Anónimo dijo...

"Al contrario de lo que usted se cree, la población española ha interiorizado la base democrática liberal de nuestra Constitución, por mucho que puedan ser críticos con alguno de sus aspectos."

eso es muy relativo. También había "interiorizado" los principios del "movimiento nacional"...fíjese que hasta el actual rey juró fidelidad (aunque mintió) a esos "principios".


"Usted no ha comprendido el significado de lo dicho en esta entrada: no he afirmado que todo el mundo esté de acuerdo con el contenido de la Constitución o con lo sucedido en la Transición, sino que los principios emanados de tales procesos han sido interiorizados hasta formar parte intrínseca del sentimiento de identidad española."

Y yo le digo que no es cierto: puede que mucha gente dentro del sistema política lo ve así (y hasta cierto punto es cierto que forma una parte intrínseca de los principios actuales del régimen setentayochoentista. Dicho eso: también es cierto que se ha interiorizado porque no ven "otra alternativa."

"Lo que sucede es que usted confunde "querer cambiar la Constitución en algún punto" (yo soy republicano, así que reescribiría el Título II de arriba a abajo)"

Eso significa una reforma profunda del régimen actual.

"con rechazar de base sus principios estructurales."

Pero es que los principios estructurales tendrían que cambiar necesariamente si se cambia el Título II.

"Nuestra Constitución de 1978 reconoce como valores superiores de nuestro sistema la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, principios que cualquiera está dispuesto a asumir como propios."

¿Seguro?

"El Patriotismo Constitucional del que hablo no versa sobre puntos concretos de la Constitución que uno podría rechazar, sino sobre la base democrática liberal de la misma."

Vale aquí tiene razón: la gran mayoría de la "sociedad" aboga por algún tipo de democracia y no por una dictadura.

"Precisamente, la "Plataforma Constitucional" es partícipe del patriotismo constitucional de que le hablo: ¿verdad que no quieren cambiar los principios estructurales de la constitución, sino reformar alguna parte que no afecta a estos?"

Jeje me parece que no ha leído muy bien los principios de la "plataforma const." Su presidente, olvido el nombre, ha dicho en reiteradas ocasiones que la const. es un paño socialista.

"Que las democracias liberales sean menos propensas a sufrir golpes no significa que en determinados contextos de radicalización política e inestabilidad, no pueda suceder. Durante la presidencia de Salvador Allende, Chile estuvo al borde de una guerra civil, lo cual, dado el contexto de radicaclización política y la supuesta amenaza de la instauración de un régimen socialista, hizo que los generales conservadores decidiesen dar el golpe."

¿Entonces fue un golpe contra una democracia o un reestablecimiento del orden necesario? Pienselo bien.

"Por otra parte le advierto una cosa: que usted tenga la costumbre de entrar en determinadas webs anarquistas"

Lo siento pero no entro en ninguna salvo en Red Liberal.

"o de frecuentar determinados espacios derechistas no permite extender su visión sobre la Constitución al grueso de la población española, que ve a la Carta Magna de forma ampliamente positiva."

No sé yo, sinceramente, no sé yo si esta afirmación es demasiado ingenua. De todas formas sí tiene razón en que lo "extremo" está mal visto sea de izquierdas o de derechas y desde esa óptica, pues sí, una mayoría "prefiere" el régimen actual.

Citoyen dijo...

Comentaré el resto en un rato; mientras tanto

inceramente no he conocido jamás en mi vida una persona tan aficionada a la Const. de 1978 (uno de los documentos más mediocres de la historia contemporánea). No conozco a ningun izquierdista que le guste esa Const. y tampoco a ningún derechista (me refiero a derechista tipo franquista o falangista) y por supuesto hasta los liberales (en muchas ocasiones) la cuestionan: vease "plataforma constitucional."

Eso es porque usted no ha ido a una facultad de derecho española. Si lo hubiera hecho, sabría que para cada rama del ordenamiento jurídico existe un principio explícito en el texto constitucional que resume sus planteamientos y su filsofía esencial. Que no existe prácticamente ninguna norma en todo el ordenamiento jurídico que no sea racionalizable de acuerdo con los principios de la constitución y que es la máxima responsable -junto con el tribunal constitucional- de que el grupo de políticos inútiles que tenemos no nos hayamos ido a pique.

Vamos, es la mejor encarnación que conozco de la utopía kelseniana y para alguien con un poco de sentido de la estética jurídica, es algo fascinante.

Anónimo dijo...

Citoyen:

Ciertamente que no he ido (y lo agradezco) a una fac. de derecho española y me cuentan horrores todos los que conozco que estudian en las fac. de derecho.

Dicho eso, estoy de acuerdo con su explicación pero uno de mis "enemigos" (por llamarlo de alguna forma) es precisamente Kelsen: Kelsen es una pesadilla para cualquier "liberal" normal. No hace falta ser un liberal de manual (yo no lo soy y muchos "libegales" dicen que no soy liberal aunque yo me considere liberal en muchas cosas).

Ahora bien: me fio más de Kelsen que de nuestros políticos; ciertamente.

Saludos

Andrés Álvarez dijo...

Discrepo. Yo soy patriota y no estoy contento con el Estado de la III Restauración, más bien soy rupturista como bien sabes Mario. Ello no significa que tenga que cumplir las normas y ser leal al Gobierno, si cabe discrepante.

La clave está en que uno puede estar más o menos descontento, pero la forma legítima y cabal de cambiar las cosas hoy por hoy es a través de la legalidad.

Un saludo y gran artículo.

Andrés Álvarez dijo...

Perdón, pero en al segunda oración se me coló un "no", entre "que" y "tenga".

Andrés Álvarez dijo...

Añadiré una cosa, la persona que está conforme a la Constitución es aquella que a lo sumo defiende una reforma constitucional simple. Creo que Mario postula en favor de una reforma agravada relativa a la forma de Estado, lo que constituye una postura reformista o abiertamente rupturista, que en esencia significa que no existe una plena conformidad con el Régimen.

Saludos.

Isidoro Lamas dijo...

La Constitución de 1978 es una componenda ya por todos denostada y desafiada. En esencia bebe del franquismo y la democracia que vino después está inserta en el mismo Estado franquista. Nada ha cambiado salvo la distribución del poder entre partidos y el establecimiento de una serie de Derechos ciudadanos (¿debería recordarse que la existencia de derechos es relativamente independiente de la naturaleza o estructura del poder?) y algunos protocolos y etiquetas.

Otra cosa es que haya gente que estime conveniente la existencia del despotismo para mantener el chiringuito en marcha. Yo creo que eso es dudoso y que los propios partidos políticos están evidenciándolo en esta última época.

García dijo...

Isidoro,

¿Debería recordarte que los derechos son construcciones jurídicas y que, por tanto, no son independientes de la estructura del poder político?

¿Debería recordarte que estamos razonando en términos de principios estructurales y no de reglas constitucionales concretas?

En fin, un comentario populista que no debe tomarse muy en serio.

Iracundo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
García dijo...

Isidoro Lamas,

No sé si eres el mismo que el del comentario anterior. Aún así, no comprendo tu comentario.

¿Que existan derechos fundamentales no tiene nada que ver con el sistema político? ¿Vivimos en un sistema depótico o autoritario? ¿Qué quiere decir que los derechos hallan su "causa subyacente en la sociedad"? Esto último es lógico desde un punto de vista jurídico-sociológico: el Derecho de las sociedades democráticas tiende a reflejar los criterios políticos de la sociedad. Pero no comprendo cómo separas eso de la estructura del poder político.

Tampoco comprendo qué tiene que ver esto con el tema del post. He dicho que la aceptación de los principios básicos de la Constitución por parte de los militares (a saber, respeto por las decisiones democráticas, respeto por los derechos de los ciudadanos, separación Iglesia-Estado) ha hecho desaparecer el tradicional golpismo que caracterizaba a nuestras FAS. O lo que es lo mismo: nuestros militares ahora son, en general, demócratas.

Que se cuestionen aspectos concretos de la Constitución (que no por ello son poco importantes) no denosta mi visión. En Estados Unidos muchos liberals rechazan el derecho a portar armas y aún sí podemos considerarlos patriotas constitucionales.

En fin, Isidoro, creo que no te has expresado demasiado bien (algo poco común en ti, por cierto).

Iracundo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
García dijo...

Lo cierto es que antes te habías explicado bastante mal. Ahora lo ha hecho bastante mejor.

Sin embargo, tu tesis no parece tener mucho sentido: estoy de acuerdo en que el poder puede estar muy repartido y no haber derechos civiles, pero no es cierto que un poder corrupto y concentrado pueda garantizarlos.

Repito que cuando hablo de patriotismo constitucional no me refiero a la Constitución concreta de 1978, sino a la interiorización de los principios liberales dentro de la identidad patriótica. No tiene nada que ver con jurar la Constitución en sentido estricto, sino con el sentido del honor del militar. No se trata de que el militar golpista sienta que está "traicionando a la Constitución", sino que está "traicionando a la Patria". No se trata de que el militar interiorice el artículo 97 CE de una forma puramente técnica, sino de que interiorice su sumisión al poder legítimo.

Posiblemente tengas razón cuando argumentas que la base del problema del golpismo está, quizá, en la existencia de movimientos homogéneos dispuestos a tolerar los golpes militares. Es la erradicación de éstos la que provoca tal interiorización de los principios de sometimiento al poder civil dentro de la identidad nacional.

Lo cierto es que la Constitución de 1978 es una de las constituciones más perfectas y técnicamente precisas del mundo occidental. Cabe objetarle únicamente la indefinición del sistema territorial del Estado (algo que debería ser objeto de una pronta reforma) y la inadecuación del sistema electoral, que provoca un excesivo peso de los intereses internos de los partidos, sobre el de los electores (lo cual genera frustración y descreimiento en la política de los ciudadanos)

Me parece que esta vez te has pasado de "subversivo" y de "escéptico" y te has dejado llevar demasiado por el demagogo populista que todos llevamos dentro.

Iracundo dijo...

En realidad el vulgo y sus apetitos me interesan de forma limitada. Y el límite es mi interés por vivir con paz y estabilidad. Y eso no lo favorece un marco constitucional que ofrece tan evidentes carencias como el español: ¿o es que juzgas que la indefinición de competencias, el sistema electoral centrífugo, la insatisfactoria división de poderes, el pétreo sistema de reforma constitucional o la propia pervivencia de la monarquía son cuestiones considerables como marginales en un texto constitucional? No, no lo son y a mi juicio marcan a la Constitución de 1978 como una mala constitución que seguramente carece ya de vigencia en muchos aspectos (y en algunos de ellos desde hace bastante tiempo si no desde siempre). Lo que se dice "un apaño" a mayor gloria de concepciones políticas diversas que van desde el liberalismo clásico al socialismo pasando por el fascismo corporativo. Nada definitivo ni mucho menos y que, dado su políticamente inasumible sistema de reforma, está llamado a morir en la noche bajo la espada de los felones.

El concepto de lealtad constitucional de los militares falla. Y falla si recurrimos al ejemplo del tradicionalmente más leal de los soldados: el alemán, el prusiano. Los soldados del ejército alemán juraron lealtad a la Constitución de Weimar pero fueron luego esos mismos los que juraron lealtad a Adolf Hitler: siendo su autoproclamación como presidente de la república (estando Hindeburg aún vivo, además) completamente ilegal. Los militares conspiraron contra Hitler, sí, pero siempre tuvieron en cuenta la popularidad de éste y precisamente la historia de los éxitos de Hitler es la historia de sucesivos complots militares abandonados. Al final, como se comprueba, es la sociedad la que marca la diferencia y la alemana de los años 30, sin lugar a dudas, era una sociedad de canallas. Los militares, entonces, no tuvieron otra que ser, precisamente, canallas.

Todo lo cual no excluye, tal como he dicho, el que la idea del "soldado democrático" o similares no sean instrumentos útiles de propaganda o una buena base para la proliferación de una superioridad moral determinada. Pero eso, obviamente, está a años luz de ser el punto clave de por qué los militares no intentan con la fuerza de sus cuadros y armas implantar su despotismo.

García dijo...

Uno es muy libre de opinar que la Constitución de 1978 es una bazofia que no asegura la paz y la estabilidad, pero otras mucho más imperfectas han mantenido sistemas garantistas durantes varios siglos.

La Constitución Americana establece que los jueces del Tribunal Supremo son designados a dedo por el Presidente, lo cual es un caldo de cultivo impresionante para la interferencia del poder político en el judicial. Eso en nuestra Constitución aparece bastante más mitigado. ¿Podría reformarse aún más? No sólo podría, sino que debería, pero asegurar que eso nos llevará a la perdición es una idea absurda. De la misma manera, dudo que la monarquía nos vaya a llevar a ese fin trágico. Por otra parte, el título de la reforma constitucional puede ser refomado por la vía simple, lo cual la convierte en un obstáculo ficticio. Por otra parte, la modificación del sistema electoral es reformable por la vía sencilla, y podemos considerarlo un error menor fácilmente subsanable, si tenemos en cuenta que tal sistema electoral ha servido, en líneas generales, para dotarnos de un orden político estable.

Más complejo es el tema de la organización autonómica, que requiere una profunda revisión. Pero nunca me he tomado en serio la doctrina del "España se rompe", simplemente porque está despegada de la realidad. El sistema semi-federal semi-unitario ha creado (con la inestimable ayuda del artículo 150.2) una importante indefinición de hasta dónde puede el Estado ceder competencias. Aún así, el Estado guardaría, sobre las facultades decididas via 150.2 la "competencia sobre las competencias", pudiendo retomarlas a voluntad. Es necesaria una pronta reforma territorial, pero el alarmismo catastrofista es infundado.